Abrigado por el Valle del Jaramilla, en La Sierra de Ayllón, y vigilado de cerca por el pico del Ocejón, Campillo de Ranas tras su pizarra luce como una pieza única de la Arquitectura Negra de la zona. La arquitectura popular se nos muestra como un emblema del paisaje y perfecto maridaje con éste. Armazones de madera y lajas de pizarra se abren entre la piedra, los arbustos y el valle, como si la tierra, la arquitectura y sus gentes fueran un todo ensamblado en el simbolismo de la Sierra Negra. Las obleas de pizarra se imponen en la mirada cubriendo muros tejados y delimitando los campos con sus cercas oscuras de montones de lascas.
Las viviendas se adaptan a la orografía del terreno y sus agrupaciones son irregulares. Dentro, una planta y un desván, “el sobrao”, bajo la cubierta; entre las distintas dependencias destaca la cocina con su gran chimenea y su horno circular, centro de calor y de reunión del hogar.
Los términos de alrededor ensanchan su espacio propio y se sobre nombran Los Barrios como conjunto unitario: Campillejo, El Espinar, Roblelacasa, Robleluengo, Matallana y La Vereda; constituyen la ruta de Campillo de Ranas, que ha dado a la zona un auge turístico, que ha llevado a sus habitantes a dedicarse en buena parte al turismo, y a la Sierra Negra a tener la notoriedad que merecía.
MARIA JOSÉ SOTOS
Fotografía de eventos.